En estos tiempos de transformación digital e innovaciones disruptivas, se habla permanentemente de agilidad en el mundo de los negocios. Pensamiento ágil, estructuras ágiles, procesos ágiles, aprendizaje ágil y talento ágil son algunas de las modalidades del concepto.
Y es en este contexto en el que cada vez son más las empresas que apuestan por las metodologías ágiles, ya que las tradicionales no brindan las respuestas que la velocidad del cambio requiere, ni a las exigencias que los clientes y consumidores demandan.
¿A qué se llama metodologías ágiles? Son diferentes sistemas de trabajo y gestión -basados en principios y valores ligados a la agilidad -que se utilizan en las organizaciones y permiten brindar soluciones y respuestas flexibles e inmediatas, adaptándose a las necesidades del proyecto y a las circunstancias específicas del entorno. Tuvo su origen -a principios de este siglo XXI- en las empresas de software, ya que estas firmas se desempeñan en un ecosistema que se transforma hora a hora, por lo que deben ser capaces de adaptarse y reinventarse permanentemente.
El diccionario dice que ágil es quien se mueve con soltura y rapidez, se refiere al movimiento hábil y rápido.
No es menos cierto que, más allá de generar excelentes estrategias de migración tecnológica de lo analógico a lo digital, se torna crítico considerar cómo se transformará la cultura, ya que como bien dijo Peter Drucker "la cultura se come a la estrategia", en el desayuno. Y es ahí donde los líderes ocupan un rol crítico.
Como en las metodologías, el liderazgo recibe una invitación a la acción, veloz - que es muy distinto a apurado-. Respuestas tradicionales, ya no son aplicables a requerimientos tan novedosos. Por lo tanto, emergen los líderes del siglo XXI: aquellos que, más allá de las jerarquías -que también van quedando obsoletas- tienen la decisión, convicción y capacidad de liderar.
Sus características:
1. Trabajan de manera simple - pero no simplista- siempre, con la velocidad -propia y de sus equipos- apropiada
2. Se proponen tanto la excelencia técnica como el buen diseño de todo lo que generan, priorizando la satisfacción de sus colaboradores, clientes y consumidores
3. Confían en los integrantes de sus equipos e impulsan permanentemente la motivación, participación y compromiso de cada uno de ellos, eligiendo la conversación cara a cara por sobre otras formas de comunicarse
4. Colaboran proactiva y productivamente con otras áreas y personas que podrían tener impacto en el producto final
5. Honran los compromisos asumidos, elevando los estándares constantemente, entendiendo y aceptando que las demandas cambian
6. Van midiendo el progreso de los proyectos para generar las mejoras necesarias a medida que se avanza y reflexionan cómo ser más efectivos para ajustar y mejorar tu comportamiento, reaccionando velozmente
7. Aceptan el error -propio y de otros- como parte del proceso de creación, considerando que el mismo no se convertirá en fracaso si se logra aprender y capitalizar la experiencia
8. Logran resultados sorprendente y sostenidamente positivos, sin que ello implique impactar negativamente en las personas involucradas ni en ellos mismos
Sintetizando, en la era del cambio exponencial se requieren perfiles de liderazgo en los que agilidad sea parte de su ADN, que prioricen la excelencia por sobre el perfeccionismo y sean modelos de inspiración tanto desde el punto de vista humano como del profesional.
Alejandro Melamed
________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario