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viernes, 22 de febrero de 2019

5 claves para tener un perfil orientado hacia los resultados


A la hora de observar qué requisitos suelen pedir las empresas a los candidatos, existen una serie de competencias que se repiten. De esta forma, son muchas las organizaciones que, independientemente en el sector en el que operan, demandan profesionales que, entre otras muchas cosas, estén orientados hacia los resultados, pero ¿qué significa realmente y cómo se desarrolla esta competencia?

Los expertos en recursos humanos coinciden en multitud de encuestas en el auge que está teniendo la demanda de perfiles profesionales con determinadas habilidades sociales, más conocidas como ‘soft skills’. De esta forma, además de comunicación, capacidad de trabajo en equipo, alta motivación y liderazgo, la orientación hacia los resultados se encuentra entre las competencias más citadas por las empresas, especialmente cuando de lo que se trata es de cubrir un puesto de responsabilidad o que, como mínimo, implica la coordinación de tareas o la dirección de grupos de trabajo.

En este sentido, tener un perfil orientado a resultados supone ser capaz de desempeñar todas las tareas que sean necesarias para lograr alcanzar los objetivos marcados por la organización. Por tanto, esta orientación que se demanda implica contar con toda una serie de habilidades que, no obstante, también suelen ser incluidas por las compañías en sus vacantes de empleo, como por ejemplo capacidad para resolver problemas y superar obstáculos.

Asimismo, ligada a esta competencia, los profesionales deben contar con una visión estratégica para trazar una línea de actuación clara, así como una visión de conjunto para poder comprender el nivel de complejidad de la meta a alcanzar y poder así tomar las decisiones adecuadas. Esta tarea, de hecho, también supone ser capaz de poner atención al detalle, evitando así los errores previsibles, y ser conocedor de todos los procesos que conducen a la consecución del desafío establecido.

El hecho de que esta cualidad se encuentre entre las grandes demandas de las organizaciones hoy día, se explica por los resultados que se obtienen al contar con este perfil, dado que incrementa los casos de éxito de las compañías. Una realidad que, en plena era tecnológica, es posible medir gracias al análisis de datos, identificando cada uno de los logros alcanzados en cada fase del proyecto iniciado.

Dicha medición también permite optimizar los recursos y tiempo gastado en su ejecución, lo cual vuelve más eficiente y ágil el trabajo que vaya a poner en marcha la empresa en el futuro. Por tanto, además de con el éxito, la orientación hacia los resultados es una competencia que también se relaciona con la calidad, puesto que aquellos profesionales que la tienen, buscan la excelencia en su trabajo a través de nuevas ideas, por lo que necesitan ser personas altamente creativas, con iniciativa e innovadoras. En esta línea, también es importante que sepan trabajar de forma coordinadas con uno o varios equipos.

Y ¿cómo se desarrolla esta competencia? Los expertos de Up SPAIN, empresa especializada en la gestión de beneficios sociales para empleados, han dado a conocer cinco consejos básicos que permitirán a los candidatos tener un perfil orientado hacia los resultados:

  1. Definición del objetivo a alcanzar. Se trata de concretar el resultado que se busca obtener y todos los detalles que pueden afectar a su consecución, por tanto, es donde entra en juego la visión de conjunto. En este sentido, en el caso de una empresa, el objetivo a alcanzar será el que fije el líder. Sin embargo, este proceso también pude aplicarse a la vida en general. Por ejemplo, un profesional en búsqueda activa de un empleo, deberá determinar si su meta es trabajar en un puesto concreto, en una empresa en particular o para un área en general… En función de elección, deberá tener en cuenta los requisitos generales que demandan la empresa o el sector, así como el nivel de competencia existente, etc.

  2. Establecer un plan. Tras ello, habrá que definir cómo se va actuar. Aquí es donde incide la visión estratégica que tienen los profesionales orientados hacia los resultados, pues es donde empiezan a definir las distintas fases por las que deberá pasar el proyecto, así como los recursos que se necesitarán. Siguiendo con el ejemplo anterior, este es el momento en el que el aspirante analiza si cuenta o no con el perfil que se busca para el empleo al que desea acceder, determinando sus fortalezas y debilidades y averiguando qué puede hacer para mejorar sus posibilidades.

  3. Marcar plazos de ejecución y asignar recursos. Es importante que, a la hora de querer alcanzar una meta, la persona se marque pequeños objetivos alcanzables en un corto o medio plazo. En este sentido, los candidatos deberán establecer un plazo mínimo bien para seguir formándose en esas competencias que pueden llegar a faltarle, para lograr que la empresa le contacte o cambiar de estrategia. Asimismo, una vez conocidos los recursos disponibles, es importante que sepa cómo los va a usar: cartas de recomendación, CV tradicional o videocurriculum, uso de los perfiles sociales en redes, presencia en otras plataformas de empleo etc.

  4. Planificación de las tareas a realizar. Una vez definido el objetivo, establecido el plan y marcados los plazos, hay que saber qué tareas serán las más importantes de abarcar, en función de su prioridad (por necesitar un plazo más corto o largo de ejecución) e importancia (por ser pasos claves para alcanzar la meta marcada). En el caso de los candidatos implica determinar, por ejemplo, si lo prioritario es comenzar a postularse a distintas vacantes o perfilar más su perfil profesional, crearse un portfolio digital etc.

  5. Medición de resultados. El penúltimo paso a dar está vinculado la definición de unos indicadores de medición, a partir de los datos obtenidos en cada fase. Esto requiere de una gran capacidad de análisis, de reacción y adaptación, pues el profesional debe entender los fallos cometidos y hacer las correcciones pertinentes o, en su defecto, identificar puntos de mejora, así como los motivos de los obstáculos que han ido apareciendo en todo el proceso.
Según explican desde Up SPAIN, se trata de llegar a una gran conclusión, fruto del quinto paso. Así, tras conocer los errores, obstáculos y posibles mejoras, y una vez hechos los debidos ajustes, a la hora de fijar un nuevo objetivo y de plantear toda una estrategia a su alrededor para su consecución, el profesional sabrá qué decisiones tomar y cuáles o no y qué parámetros tener en cuenta.

Fuente: Equipos y Talento
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