El divulgador David Price alerta de la "urgencia" de que la
educación evolucione para afrontar los retos del futuro
Hace diez años, las escuelas e institutos que más presumían de subirse a la ola de la evolución tecnológica sacaron de sus aulas las pizarras y las tizas y las sustituyeron por pizarras interactivas y proyectores de última generación. Según el experto y divulgador David Price, que esta semana dio la conferencia principal en el salón sobre los retos de educación Canvascon en Barcelona, tener esta tecnología no implica necesariamente una evolución. "La clave no es tener mucha tecnología, sino saber usarla", explica Price tras la conferencia. El experto considera "urgente" que los Estados inviertan en educación, en tecnología y en formación del profesorado para afrontar los retos que depara el sector en el futuro. "Hay muchos países en los que todavía se está preparando a los hijos para un mundo que ya no existe", afirma.
David Price es director de Educational Arts y socio principal de Innovation Unit, una empresa social sin ánimo de lucro cuyo objetivo es promover el uso de la innovación para mejorar los servicios públicos. Su carrera como educador empezó como músico, y en colaboración con artistas como su compatriota británico Paul McCartney. Su programa de educación musical se usa en buena parte de los institutos del Reino Unido. Su principal libro, Open: cómo trabajaremos, viviremos y aprenderemos en el futuro (2013) es todavía un superventas en Amazon. Con una larga trayectoria como conferenciante sobre la tecnología y la innovación en el sector de la educación, Price fue invitado para pronunciar la conferencia principal del salón educativo Canvascon, celebrado en la capital catalana durante la semana pasada.
El salón, organizado por Instructure, reunió a más de 600 profesionales de la educación, que debatieron durante tres días sobre los retos que tiene el sector y sobre cómo aprovechar la innovación tecnológica, la llamada edtech. Sobre todos los debates se situó la "urgencia" de evolucionar a la que Price se refirió en su conferencia principal. "Para empezar, estamos asistiendo una transformación del conocimiento. Mientras antes era una herramienta que podía tener un valor económico, ahora, con la tecnología y las redes sociales, se convierte sobre todo en un conocimiento con valor social", detalla Price.
Según el experto, la irrupción de las nuevas tecnologías, las redes sociales y el acceso masivo a internet ha marcado un nuevo hito en la evolución del valor que tiene el conocimiento: "Antes compartíamos lo que sabíamos, después lo que teníamos, y ahora lo que sabemos hacer". Por ello, según Price, la "urgencia" de la que habla no es solo usar la tecnología y evolucionar con ella, sino aprovechar la oportunidad para enseñar a los alumnos a dar valor social a lo que saben hacer.
"Yo odiaba la escuela, sentarme a escuchar al profesor durante horas no estaba hecho para mí. El reto es enseñar a los alumnos a aprender aquello en lo que son buenos y que pueden compartir. Estamos ante una economía que cada vez estará más automatizada y robotizada, y en la que el individuo cada vez tendrá que ser más creativo para conseguir empleo", señala Price sobre la transformación digital de la ocupación. "Y tenemos que aprovechar la oportunidad de que ahora, con las redes sociales e Internet, cada individuo puede dirigirse al mercado global", añade.
Un estudio de Instructure presentado en el salón indicaba que, solo en Reino Unido, más de un 80% de las empresas y los educadores creen que hay una falta de aprendizaje por habilidades. "Ahora no interesan los diplomas, interesa lo que puedes hacer", coincide Price, que pone como ejemplo algunas escuelas catalanas en las que los alumnos aprenden por proyectos, como el Colegio Montserrat. "Este método es la manera de abrir, de hacerlo mejor, y es una oportunidad aunque los Estados dan muestras de cerrarse, como por ejemplo el Reino Unido con el Brexit", añade.
Según Price, es necesario que las administraciones se pongan manos a la obra y cierren un acuerdo de consenso sobre la educación. Para ello, explica, es necesario escuchar qué necesitan los alumnos. "El estudiante no es la escuela, el estudiante está en una red en la que también está la familia, el móvil, las actividades, y aprende en todas ellas", explica, y pone un ejemplo de un alumno de una escuela tradicional en Camboya que se convirtió en un experto golfista aprendiendo con vídeos de YouTube. "Herramientas como el móvil, bien utilizadas, pueden abrir muchas puertas. Y los profesores tienen que formarse para dar estas herramientas y aportar a ellas un valor añadido", concluye
Josep Catà Figuls
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