Translate

Mostrando entradas con la etiqueta teletrabajo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta teletrabajo. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de julio de 2020

Las mujeres, las más perjudicadas por teletrabajar; los hombres, los que más se quejan


                       
Las mujeres han sufrido un 9% más de interferencias del trabajo a la familia y un 20% de la familia al trabajo que los hombres. Y han dedicado un 15% más de tiempo que los hombres al cuidado de los hijos. Sin embargo, los hombres se quejan un 10% más que las mujeres de la dificultad de tener hijos en casa mientras se trabaja.

Las mujeres han sufrido un 9% más de interferencias del trabajo a la familia que los hombres y un 20% de la familia al trabajo provocadas sobre todo por los hijos u otros dependientes. Este dato se ve agravado en el caso de madres solteras en el que las cifras ascienden al 14% más de interferencia trabajo a familia, y el 25% más de interferencias familia a trabajo, respectivamente. Los hombres, por su parte, a pesar de dedicar un 15% menos del tiempo al cuidado de dependientes, reportan que tener a los hijos en casa les ha dificultado un 10% más el trabajo que a las mujeres. Estos datos se extraen de la segunda parte del informe Mujer y trabajo en remoto durante la Covid-19 realizado por el Centro Trabajo y Familia del IESE y del que es autora Mireia las Heras.

El informe revela además que las mujeres que han trabajado en remoto y conviven con otras personas en casa (pareja, hijos, padres) han tenido un 29% más de responsabilidad de cuidado de dependientes que los hombres en las mismas condiciones. Un mayor grado de cuidado de dependientes durante las horas de trabajo ha provocado una menor concentración en el trabajo, menor capacidad de desconexión y relax y mayor fatiga.

Aunque las mujeres con hijos dedican un 15% más de tiempo y esfuerzo a su cuidado que los hombres, son ellos los que han reportado en un porcentaje mayor (un 10% más que las mujeres), que tener a los hijos en casa les ha dificultado el trabajo.

Fatiga mental y estrés

Las mujeres han tenido un 20% más de fatiga mental y un 16% más de estrés que los hombres durante los días de teletrabajo debido a la mayor dedicación al cuidado de hijos y dependientes. Se dispara al 33% y al 18% respectivamente en el caso de las madres solteras.

Asimismo, las mujeres han mostrado un 11% menos de vitalidad en el trabajo y un 9% en la familia que los hombres debido a la mayor dedicación de tiempo y energía en el cuidado. La fatiga y el estrés se han disminuido un 23% y un 19% respectivamente en aquellas que tienen autoestima más elevada; y un 12% en aquellas cuyas parejas muestran sensibilidad hacia sus necesidades laborales.

Líderes sensibles

El estudio llega a la conclusión de que, a más respaldo por parte del jefe, menos estrés, más compromiso y menos angustia por parte de los colaboradores. Por ello, las mujeres cuyos líderes muestran sensibilidad hacia los empleados, tienen un 5% menos de fatiga mental y estrés, reportan mayor vitalidad (6% más) y un 10% menos de dificultad de concentración en el trabajo.

Mujeres y eficacia personal

Un 64% de las mujeres que han trabajado en remoto han tenido un alto grado de autoestima, superando al de los hombres en un 7%. La autoestima en esta situación se refiere a la certeza de que con su esfuerzo personal se podría lidiar adecuadamente con la situación laboral y del hogar. Asimismo, un 42% de las mujeres han percibido un mayor riesgo de inseguridad en su trabajo (posibilidad de perder el empleo actual o dificultad de encontrar un trabajo similar), superando a la percepción de inseguridad de los hombres en un 8%.

Fuente: Expansion Madrid
_________________________________________________

sábado, 4 de julio de 2020

La "empresa sin jefes" podría reactivarse si triunfa el teletrabajo


El teletrabajo se considerará como una actividad de "especial ...
 
Aunque nadie pone en duda la necesidad de los jefes, los nuevos modelos de trabajo, sobre todo el trabajo a distancia, dinamitan las fórmulas tradicionales de control y permiten soñar con la empresa sin mandos.

Se le atribuye a Warren Buffett, inversor y empresario estadounidense y el mayor accionista y presidente de Berkshire Hathaway, una frase que cuadra perfectamente con estos tiempos de nuevas fórmulas de trabajo basadas en la confianza y que permiten al empleado tomar cierta distancia y disfrutar, con una responsabilidad nunca vista, de una flexibilidad que pocos habían imaginado. Lo que Buffett sostiene es: "Contrata a los mejores y déjalos que hagan lo que saben... O ficha a los más baratos si es que quieres que hagan lo que tú dices".

Volveremos enseguida a las nuevas fórmulas de actividad y lo que nos traerán en los próximos meses, pero antes hay que recordar que esta semana una firma de abogados australiana más conocida por sus avanzados experimentos de gestión que por su actividad legal, ha decidido renunciar a la estructura jerárquica de su organización, santo y seña de muchos despachos de abogados, eliminando su jerarquía de títulos.

Demetrio Zema, fundador de Law Squared, explica que desde el pasado miércoles la firma australiana ha eliminado los títulos jerárquicos tradicionales, a favor de un enfoque uniforme de éstos.

El experimento de Law Squared recuerda al de otros avanzados en la gestión de personas que, mucho antes de la pandemia, ensayaron -y fracasaron- con su laboratorio de estructura horizontal de empresa sin jefes. El pionero de estas innovaciones es Tony Hsieh y su aplicación de Holacrazy en su compañía -Zappos, la start up de venta de zapatos online, propiedad de Amazon-. Entre Hsieh y Brian J. Robertson, autor de Holacracy, the new management system for a rapidly changing world, diseñaron una teoría que algunos llegaron a poner en práctica para convertir a cada empleado en un líder, permitiéndole la máxima agilidad y flexibilidad.

Se trata de un sistema de autogestión que valora la experiencia por encima de la autoridad, y que trata de que el peso de liderar equipos no recaiga en el líder sino en cada persona. El poder es de todos, y el modelo se basa en la autonomía de los trabajadores y en la corresponsabilidad; en empresas horizontales en las que no hay mandos, ni estructura jerárquica, ni puestos de trabajo definidos. Se habla de roles, los profesionales se organizan en círculos, y todos pueden trabajar en la parte o partes del proceso que deseen.

La iniciativa de autogestión de Hsieh tuvo seguidores muy destacados en organizaciones como Morning Star, una compañía de procesado de tomate californiana; GitHub, una firma de software de colaboración; o Valve Corp., dedicada a los videojuegos, donde las decisiones sobre despidos se negociaban y coordinaban en equipo, y los salarios se pactaban entre colegas. Y las plantillas también participan en las decisiones de contratación.

Se trata de sistemas que aplanan la estructura de la empresa, dan otro rol al jefe y cambian la compañía entera.

Por lo que se refiere a Law Square, el más reciente experimento australiano de estructura horizontal que nos recuerda a la empresa sin jefes, Alejandro Touriño, socio director de Ecija, revela que lo interesante de esta innovación es el cambio de nomenclatura en un despacho de abogados, donde los roles piramidales suelen estar muy marcados hasta llegar a convertirse en socio de la firma.

Touriño explica que lo que ha hecho Law Squared es "romper nomenclaturas y que a todos los profesionales les llamen igual. Esto tiene que ver con los roles basados en el mérito. Da lo mismo la edad que se tenga o cuánto tiempo lleve uno trabajando en el despacho. Lo que cada uno aporta es la clave".

Precisamente, la capacidad de aportar valor era uno de los argumentos de la holacracia de Hsieh y Robertson: con la debida madurez cultural dentro de la organización, todo este experimento de autogestión y empresa sin jefes suponía ir hacia lo que en inglés se conoce como accountabilityque es la capacidad de rendir cuentas, y que implica responsabilidad y ser capaz de asumir los errores propios.

Un factor de cambio

La cuestión es si los nuevos modelos de trabajo y una relación diferente entre empleado y empleador -también entre superior y subordinado- propiciada por los cambios que precipita la crisis del coronavirus podrían reactivar ciertas fórmulas como la empresa sin jefes, que no aprovecharon su oportunidad antes de la pandemia.

El éxito del teletrabajo, con su relación a distancia, la necesidad de una nueva coordinación de equipos, el colapso del jefe que es mero controlador y de la propia idea de control tradicional de la actividad laboral llevan a pensar que las ideas e iniciativas que puso en marcha la holocracia de Hsieh y Robertson podrían revivir en el entorno laboral pos-Covid.

Hay quien directamente echa un jarro de agua fría a las posibilidades de resucitar sin más la empresa sin jefes. Alejandro Touriño cree que "podemos cambiar nomenclaturas, como en el caso de Law Squared, pero alguien tiene que tomar decisiones. Ante la pregunta de si cabe la organización sin jefes, la respuesta es que todo trabajo debe tener varios roles que asuman el liderazgo, la responsabilidad y una determinada decisión y las consecuencias de ésta".

Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, recuerda que "incluso aquellos que antes de la pandemia ya estaban teletrabajando tienen jerarquía, eso sí, con estructuras más planas y matriciales. Pero hay jefes y responsables que en último término marcan las políticas principales".

Hay que recordar que en su día Hsieh advirtió a sus empleados que quien no fuera capaz de adaptarse a Holacrazy tendría que abandonar la empresa, con tres meses de indemnización. Entonces, 200 empleados de Zappos -un 14% de la plantilla- decidieron tras el ultimátum que la organización sin jefes no estaba hecha para ellos y renunciaron al experimento de autogestión, abandonando Zappos, a Hsieh y a sus revolucionarias teorías sobre la nueva gestión de personas.

José María Gasalla, profesor y conferenciante, tampoco confía demasiado en el regreso de la empresa sin jefes, pero sí cree que éstos ya no van a ser iguales: "Cambia el rol, la forma, la comunicación y las maneras de coordinar un equipo. Ese rol del superior no tiene por qué mantenerse por mucho tiempo. Pueden ser intercambiables y temporales".

Lo que sí advierte Gasalla es que el experimento global del teletrabajo ha provocado que "muchos jefes se dieran cuenta de que sus colaboradores han sido más responsables de lo que pensaban. En el mundo de la empresa, todas estas transformaciones son una oportunidad, y se tenderá a cambiar el control por la confianza y el compromiso. Tenemos que ir a modelos de trabajo transversales, en redes. Pero los equipos seguirán necesitando a alguien al frente".

Gasalla insiste en que "cada organización debe gestionar un nivel de control mínimo, pero cuanta más confianza, menos control se necesita". Concluye con las 7C de los nuevos jefes facilitadores e impulsores: criterio, corazón, carácter, cambio, colaboración, conciencia y confianza.

Confianza, una revolución

Por su parte Jesús Vega, experto en recursos humanos, no cree que la empresa sin jefes haya fracasado: "Cada vez tiene más presencia. Quizá no en grandes corporaciones, pero sí en las start up, que son organizaciones basadas en proyectos y no en jerarquía".

Vega aclara que "la empresa sin jefes no es una organización en la que todo el mundo vota absolutamente todo", como ocurría en ejemplos como el de Valve Corp., donde los empleados decidían asambleariamente acerca de despidos, contrataciones y salarios.

Vega cree que "la holacracia está plenamente introducida, aunque suele chocar con la cultura de organizaciones muy antiguas y poderosas que tienden a limitar la introducción de esos nuevos modelos de trabajo". Añade que "una de las grandes revoluciones que se está dando en estos meses de la pandemia es que los niveles de confianza se han elevado a un nivel estratosférico. Los jefes saben ahora que sus empleados van a trabajar, y los profesionales han devuelto esa confianza con trabajo".

El fin del control

Jesús Vega se muestra convencido de que "la gente demuestra hoy que puede trabajar a distancia, ser productiva y rentable. Antes, el jefe se dedicaba a tomar decisiones y a controlar. Ahora quien manda ha de ser el mejor tomando decisiones, y motivando en un entorno profesional completamente distinto. Y el control se va limitando. Serán necesarios cada vez menos jefes y no hará falta tanto control, y el que se haga, deberá ser diferente. En realidad, hay que replantear el modelo de organización y, en la medida en que se pueda, mezclar el modelo de confianza y el de toma de decisiones y gestión de proyectos en grupo".

Carlos Viladrich, director de recursos humanos de Adecco, también cree que la empresa jerárquica cada vez está más en desuso: "Vivimos en un entorno de transformación en el que ya no se trabaja en silos, y el reto de las organizaciones es trabajar en proyectos transversales".

Viladrich cree que "la realidad de una organización horizontal es mucho más importante que el teletrabajo"; y Ovidio Peñalver sugiere que "el teletrabajo de verdad debe ser planificado y requiere tiempo de implantación. Lo que hemos estado haciendo estos meses no es teletrabajo. Hace falta una cultura madura de confianza; que la gente funcione por objetivos y que se trabaje por proyectos con una autonomía responsable. La retribución variable tiene que ver con resultados".

Peñalver recuerda que hay mecanismos de seguimiento, reuniones semanales y reportes. El teletrabajo real no es puro, sino mixto. "No por llevar dos o tres meses desde casa podemos llamarlo teletrabajo, pero lo que sí está provocando que teletrabajemos es que seamos más ágiles y eficientes desde casa. Aunque eso hay que organizarlo de alguna manera. La empresa sin jefes tiene mucho que ver con una gran cultura de delegar y dar feedback. Ya no valen las culturas paternales en las que no se dice lo que se piensa y en las que no se da feedback asertivo y sincero sobre las ineficiencias".

Viladrich se refiere asimismo a la importancia que tendría la posibilidad real de medir el rendimiento aunque no se esté en la oficina, e insiste en una empresa horizontal, transversal y multidisciplinar vinculada al hecho de que, al no existir una relación jerárquica, las organizaciones no miden por la presencia sino por objetivos y resultados. El trabajo en remoto sólo es posible si hay relación de confianza; el líder controlador ya no tiene sentido, y el micromanagement de control es incompatible con los nuevos modelos de trabajo.

Tino Fernández
_________________________________________________

miércoles, 17 de junio de 2020

EL TELETRABAJO AFECTARÁ A LA DEMANDA OCUPACIONAL DEL MERCADO DE OFICINAS


Recomendaciones para implementar el teletrabajo en tu empresa ...

¿Alguna vez has soñado con poder trabajar tumbado en una hamaca, debajo de una palmera en una playa, mientras se toma un mojito? Normalmente, la vida no es como un anuncio de una agencia de viajes, pero el teletrabajo sigue siendo el sueño de muchas personas a las que les encantaría trabajar desde su casa.

Debido al confinamiento provocado por la pandemia millones de personas se han visto obligadas a trabajar desde sus casas en todo el mundo, haciendo uso de una potencialidad que vienen brindando las nuevas tecnologías desde la década de los ochenta del siglo pasado y que tuvo como empresas pioneras a Rank Xerox, FI Group e ICL.

Se trata de teletrabajo que es una forma flexible de trabajar que cubre una amplia gama de actividades laborales, todas ellas implican trabajar de forma remota y que utiliza las telecomunicaciones para vincular a quienes realizan el trabajo con quienes lo encargan. El trabajo puede ser anunciado, comisionado, controlado, monitoreado y entregado utilizando redes y sistemas de telecomunicaciones.

Con unas conexiones más asequibles que nunca, y con unos dispositivos portátiles que nos brindan toda la funcionalidad que solíamos tener en un escritorio corporativo, los empleados que se han visto obligados a teletrabajar por el confinamiento han comprobado por ellos mismos que la oficina está en cualquier lugar donde nos encontremos, con tal de que podamos conectar nuestro terminal. Además, han tenido la oportunidad de comprobar las ventajas y desventajas que tal forma de trabajar lleva consigo, a la vez que las empresas han podido analizar los resultados de la experiencia.

En general, según indican distintas encuestas, el resultado ha sido satisfactorio tanto para las empresas como para los empleados, por lo que se presume que una vez superada la pandemia habrá cada vez más personas teletrabajando, lo que repercutirá de manera directa en la demanda ocupacional del mercado de oficinas.

La llamada nueva normalidad en lo que respecta al trabajo susceptible de realizarse remotamente incluye el teletrabajo, que los empleados prefieren combinar con el presencial en la oficina dividiendo los días de la semana entre las dos modalidades. La repercusión en la superficie de oficinas ocupada disminuirá por la menor presencia de empleados al mismo tiempo en la oficina, pero como consecuencia de las medidas de distanciamiento aplicadas, cuya duración temporal desconocemos, cada empleado precisará más espacio, y de la combinación de estos dos factores resultará la superficie real que precisará cada empresa.

Por gentileza de: REAL ESTATE PRESS
_______________________________________________________

sábado, 9 de mayo de 2020

Consejos para fomentar el trabajo virtual sostenible


La pandemia de Covid-19 ha obligado a empresas de todo el mundo a “virtualizarse” de un día para otro sin los preparativos necesarios para tales cambios. Por tanto, aunque gran parte de la población laboral a nivel mundial ya ha pasado a trabajar online, la cuestión actual es: ¿cuáles son las prácticas necesarias para un trabajo virtual sostenible en el tiempo?

El Dr. Petros Chamakiotis, Profesor Titular de Management en ESCP Business School y experto en trabajo digital, tecnologías y gestión de la conectividad, ha desgranado los rasgos que caracterizan un óptimo empleo online, así como sus principales recomendaciones:

1. Mantén un contexto social

Los trabajadores que pasan del formato “tradicional” al “virtual” tienen la ventaja de que comparten un historial laboral en un contexto social definido. Conocer a tus compañeros en persona aumenta el grado de confianza y facilita una colaboración digital eficaz.

En el entorno digital, los trabajadores se centran principalmente en tareas laborales y subestiman la importancia de las interacciones sociales. Las tecnologías de la actualidad-(por ejemplo, las tecnologías síncronas, las redes sociales- fomentan la socialización dentro y fuera del entorno laboral.

En este sentido, los trabajadores virtuales no deben limitarse a sus tareas profesionales, sino que también deberían hacer el mismo hincapié en los aspectos sociales del trabajo para paliar la falta de formas de socialización informal que suelen darse en los entornos presenciales.

Como consejo, Chamakiotis recomienda que, en tu reunión por Skype, comiences con una charla informal mientras tomáis un café y habláis de temas ajenos al trabajo. De esta manera, podréis reducir la distancia geográfica percibida entre los teletrabajadores.

2. Escoge la tecnología adecuada

Zoom, Microsoft Teams y Dropbox son algunas de las tecnologías desarrolladas para facilitar diferentes formas de trabajo digital. Algunas son de carácter síncrono, pues permiten comunicarse en tiempo real (Skype) y otras son de tipo asíncrono (Dropbox) y están principalmente previstas para fines de almacenamiento.

Aunque la comunicación síncrona puede parecernos más natural, puede que no siempre sea la herramienta adecuada; además, tampoco es sostenible celebrar largas reuniones por Skype para cualquier tipo de tarea.

En este punto, el experto de ESCP Business School recomienda escoge la tecnología más adecuada para cada tipo de tarea; por ejemplo, un chat síncrono por Skype puede que sea la mejor opción para compartir ideas, mientras que lo mejor para almacenar archivos podría ser una herramienta asíncrona.

Las funciones de audio y vídeo que ofrecen las tecnologías sincrónicas modernas pueden reducir los efectos negativos asociados a la falta de proximidad física. Finalmente, ¡asegúrate de que todo el mundo sabe cómo utilizar las tecnologías seleccionadas!

3. Elige el mejor estilo de liderazgo

El Dr. Petros Chamakiotis nos destaca estos estilos de liderazgo para que apuestes por el que mejor encaje con tu personalidad:

  • Liderazgo centralizado: este estilo de liderazgo es habitual en entornos laborales físicos; la responsabilidad general de un proyecto desde su inicio hasta su final recae sobre una persona. En los entornos digitales, el líder centralizado suele coexistir con otro estilo de liderazgo como los que presentamos a continuación.
  • Liderazgo emergente: aunque puede que ya se haya designado previamente un líder, en entornos digitales vemos cómo algunos miembros del personal se convierten en líderes durante el ciclo de vida de un proyecto. Es importante permitir y animar a que otros compañeros sean líderes, aunque no hayan sido designados de antemano.
  • Liderazgo compartido: debido a la dispersión geográfica que caracteriza al teletrabajo, suele ser habitual que diferentes personas dirijan diferentes fases o aspectos de un proyecto. Esto normalmente se debe a su ámbito del conocimiento en particular y suele realizarse de forma sucesiva, de tal manera que un líder pasa el testigo a otra persona una vez ha finalizado su tarea.
  • Coliderazgo: mientras que el liderazgo compartido es de carácter sucesivo, el coliderazgo es un estilo de liderazgo en el que dos o más miembros del equipo asumen la responsabilidad de dos tareas distintas al mismo tiempo. Por tanto, el coliderazgo es simultáneo en lugar de sucesivo.

Ante la variedad de estilos de liderazgo, debemos estar abiertos a adoptar enfoques distintos a los habituales en los entornos tradicionales. Un proyecto puede tener un líder centralizado que se encargue de los aspectos administrativos del proyecto además de otros líderes (designados o emergentes) en diferentes fases o de manera simultánea para distintas tareas del proyecto.

4. Marca los límites entre la vida personal y laboral

Cuando trabajamos desde casa a veces cometemos el error de permitir que el plano laboral se infiltre en aquellos aspectos de nuestra vida ajenos al trabajo.

Aunque, por una parte, las tecnologías digitales hacen posible que trabajemos desde cualquier lugar y en cualquier momento, es habitual que nos encontremos en situaciones paradójicas en las que acabamos trabajando en todas partes o durante todo el tiempo.

Así, entre los problemas más frecuentes de trabajar desde casa, cabe destacar trabajar durante más horas y la disminución de nuestra calidad de vida y la de nuestras familias.

Para paliar esta tendencia, el experto recomienda:

  • Establecer un único espacio de trabajo
  • Marcarse un horario específico para delimitar bien la jornada laboral
  • Desactivar o silenciar las notificaciones mientras se trabaja
  • Utilizar diferentes dispositivos para cada fin

Fuente: Equipos y Talento
________________________________________________________

jueves, 10 de mayo de 2018

5 claves para que los equipos de trabajo en remoto funcionen correctamente


                       Resultado de imagen de el teletrabajo


El teletrabajo tiene múltiples ventajas para empleados y empleadores, pero también presenta dificultades y es necesario seguir unas normas.

La tecnología ha hecho que cada vez más personas trabajen en remoto –ya sea de forma constante o puntual– y es muy habitual que haya equipos que trabajan juntos a diario sin necesidad de compartir espacio físico.

En muchos sentidos, los trabajadores remotos han ayudado a las empresas a crecer y ahorrar en costes, pues se puede contar con empleados que tienen excelentes habilidades sin restricciones geográficas. El teletrabajo permite, además, otorgar una flexibilidad a los empleados que de otra forma quizás tendrían que abandonar la empresa.

No cabe duda de que el teletrabajo tiene múltiples ventajas para empleados y empleadores, pero también presenta dificultades, máxime cuando se implementa por vez primera y nadie tiene muy claro cómo organizar el trabajo o lidiar con determinados problemas. Puede ser difícil organizar reuniones, estar al tanto de los calendarios de entregas y tener en cuenta las distintas zonas horarias, en el caso de que tengamos compañeros por todas partes del mundo.

Como explica Ari Zoldan, CEO de Quantum Media Group en Inc., el trabajo en remoto requiere mucha confianza, comunicación y organización, algo que solo se puede lograr si se siguen cinco normas básicas.

1. Establece una comunicación constante

La única forma de que un equipo en remoto funcione es que su comunicación sea tan fluida como si se compartiera un espacio físico. Todos los miembros del grupo deben ser capaces de responder llamadas, mensajes o correos de forma regular cuando se les necesite y es importante que se establezca un mecanismo acordado por todos para avisar cuando no se va a estar disponible.

Usar plataformas como Slack o Telegram es indispensable para mantener la comunicación, pues permiten crear grupos generales, de departamento y de tú a tú, lo que garantiza un flujo continuo de información. 

2. Permite trabajar en remoto solo a la gente en que confíes

El trabajo a distancia requiere mucha confianza, porque es difícil responsabilizar a un miembro del equipo por su trabajo diario. En opinión de Zolda, solo se debe conceder esta opción a las personas que sepamos van a hacer su trabajo sin un supervisor que les vigile por encima del hombro y sean relativamente autónomas en su desempeño.

Cuando se trabaja en remoto es esencial ser organizado y respetar, sobre todo, los plazos de entrega, pues si no es imposible funcionar correctamente. Además, hay menos margen para arreglar errores, por lo que, de nuevo, debemos rodearnos de compañeros que sean de fiar.

3. Sé flexible (pero establece límites)

Los equipos remotos deben ser organizados en su flexibilidad. Muchas veces no es posible, por ejemplo, reunir a todos los miembros a la misma hora, por lo que hay que encontrar fórmulas para funcionar sin la necesidad de un horario fijo –algo casi imposible de lograr si el equipo es internacional–. Por su naturaleza, estos equipos siguen funcionado en festivos, fines de semana y noches, pero es necesario respetar ciertos límites.

“Un equipo remoto es más que un simple acuerdo de trabajo”, apunta Zolda. “Es un esfuerzo grupal continuo que rara vez se detiene. Es importante reconocer cuándo un miembro necesita y merece un descanso, y es importante hacer lo mismo por uno mismo. Un miembro del equipo con exceso de trabajo es un miembro improductivo”.

4. Usa el software a tú favor

Un equipo en remoto depende enormemente de ciertas plataformas tecnológicas, que todos los miembros deben saber usar correctamente. No hablamos solo de los chats, también de las videoconferencias o las aplicaciones para la gestión de proyectos, herramientas todas ellas necesarias.

El descontrol es el mayor enemigo de los grupos de trabajo a distancia, por lo que este tipo de software es indispensable para asignar las tareas y seguir un control de las mismas.

5. Establece tomas de contacto regulares

Aunque el trabajo funcione correctamente, es importante establecer teleconferencias de forma regular, al menos cada dos semanas.

Lo más seguro es que el equipo esté en permanente contacto en el chat grupal, pero es importante establecer estas reuniones para que todo el mundo especifique cómo va su trabajo y plantee sus dudas. Puede parecer que estas reuniones no son estrictamente necesarias, pero son muy útiles para que todo el mundo se sienta integrado en el grupo y nadie se descuelgue, que es uno de los mayores peligros a los que se enfrenta un equipo de trabajo a distancia.

Miguel Ayuso
__________________________________________________________________